Somos cuerpo y mente, como dos partes de un todo, de forma que uno no existe sin el otro y viceversa. La interconexión entre lo que pensamos, nuestras emociones y nuestro funcionamiento físico es un hecho. Existen ocasiones en las que sólo a través del cuerpo expresamos conflictos presentes a nivel psíquico, y menos mal, porque si no, podría derivar en una patología psicológica mucho más profunda.